Una noche en el desierto

Con los viajes a Marruecos, encontrarás…

Inspiración

El desierto es uno de esos lugares del mundo, que en mis viajes, me ha inspirado más.

No puedo describirlo, de forma completa, con palabras, pero intentaré que os forméis una idea. Aun así, hay que vivirlo, experimentarlo y sentirlo. Se tiene que viajar a Marruecos, y saquen sus propias conclusiones a partir de sus propias experiencias.

       

En nuestras rutas solemos recomendar la visita al desierto, ya sea con más o menos días disponibles, y ya sea si la salida es desde Marrakech, Fez, o incluso Casablanca o Tánger. Aquellos que disponéis de menos días, se puede hacer el tour al desierto desde Fez o Marrakech, en 3 días. Incluso desde Marrakech se puede hacer en dos días, pero no a las dunas de Erg Chebbi, sino a Zagora. En cambio, aquellos que decidís conocer Marruecos en un viaje más largo, más completo… buscáis un itinerario que incluya el desierto, pero también visitas culturales en las ciudades imperiales, el Norte andalusí, o incluso poder practicar alguna actividad tipo trekkings, yoga, experiencias gastronómicas…

Ya sea en una escapada o en un viaje completo, el desierto es un imperdible.

Actividades

Pero os preguntaréis: ¿qué se hace en el desierto? Y ¿cuánto tiempo es recomendable estar para disfrutarlo? Por eso a continuación, os explicaré qué ofrecemos nosotros y posibilidades para disfrutar bien de la experiencia, y que no sepa a poco.

Está claro que cómo más tiempo permanecemos en un lugar (no sólo en Marruecos, sino en cualquier país o región) los que hemos viajado y aún viajamos sabemos que si estás de paso, prácticamente no tienes tiempo de tener contacto con las poblaciones locales, y así es difícil conocer con más profundidad. Visitar los monumentos emblemáticos y ver paisajes son experiencias maravillosas en los viajes, pero no es suficiente para aquellos que buscamos algo más. No olvidemos que viajar nos aleja de nuestra rutina y nos abre la mente, y para eso es necesario haber entrado en contacto con realidades distintas a la nuestra.

Con esto me vengo a referir que podemos estar una semana o un mes en el desierto, incluso en ese tiempo nos surgiría la inquietud de participar en actividades de voluntariados, ayuda, cooperación… o incluso la decisión de quedarnos a vivir (no os extrañéis, no seríais los primeros ni los últimos, ya ha pasado muchas veces, en la región de Merzouga hay afincados muchos extranjeros, entre ellos muchos españoles y españolas).  Lo habitual, sin embargo, es disponer de un día o dos para hacer esta visita. Los que sólo disponen de una noche, da tiempo de llegar, montar a los camellos y dirigirse al campamento dónde pasarán la noche. Para a la mañana siguiente volver a emprender camino hacia otro lugar que los viajeros hayan marcado en su ruta. Parece que vaya a saber a poco, verdad? Con los km que nos comemos para llegar hasta ahí!!

El tiempo

Bien, aunque así opino yo, la noche en el desierto merece mucho la pena. Los viajeros cambian mucho lo que queda del viaje, y es después de esa noche, es después de haber estado en ese lugar, un lugar aparentemente carente de vida, pero que en cambio aporta tantísimo a los que hemos estado, al menos una vez, allí.

Esa noche está llena de emociones: el paseo en camello (opcional), que ayuda a adentrarse en las dunas y disfrutar de la maravillosa puesta de sol entre la arena, en las dunas más altas; la llegada al campamento, la cena de comida típica en las haimas, el lugar dónde vamos a dormir, la música de los tambores bereberes alrededor del fuego… Pero los platos fuertes, para mí, son poder estar bajo ese cielo de estrellas y escuchar el silencio. Creedme, si tenéis la oportunidad de sacar el colchón fuera de la haima y dormir al raso, hacedlo. Eso sí, en verano, porqué en invierno os congelaréis de frío.

A la mañana siguiente, en cambio, si disponemos de un día y una noche más (sería lo ideal) las visitas que proponemos son justamente para conocer el entorno de los pueblos y aldeas del alrededor.

Las gentes

Visitamos el poblado de Khamlia, habitado por población negra, originaria del centro de África, descendientes de los que en su día trajeron como esclavos. Hoy viven en los alrededores de Merzouga, tocan su música gnawa y reciben a los visitantes con té. Se puede visitar el colegio también. Otra visita es a una familia nómada, de las que aún quedan en la región, y también se puede permanecer allí observando su forma de vida. A nuestro equipo, lo que más nos gusta, es que nuestros viajeros puedan almorzar en alguna casa particular del pueblo, y así degustar la cocina auténtica bereber y ver sus casas, tener contacto con alguna familia y incluso en algunos casos es dónde se puede hacer el ritual de henna, sin peligro, como en otros lugares de las calles de Marruecos, porqué el producto es natural y se hace en familia.

                 

Por la tarde, hay distintas opciones que los viajeros pueden elegir libremente: relajarse en el albergue a pie de dunas, en las piscina si hace calor, pasear por las dunas y disfrutar de nuevo del atardecer, pasear por el pueblo y observar a la población local, hacer una excursión en quad o buggy por las dunas, visitar el palmeral de Hassi, o algún oasis cercano. Y después, esa noche se tiene ya para descansar o no, en el riad a pie de dunas, y a la mañana siguiente ya estar preparado para seguir nuestra ruta. Dejaremos atrás este otro mundo, maravilloso, pero las siguientes experiencias, de otro tipo, no tienen tampoco porque defraudar.

Reflexiones

Y es que el desierto me inspira por muchos motivos. En algunos de ellos es porqué me siento identificada con él, y en otros de esos motivos, es porque es lo que no soy yo. El desierto es un ente de apariencia serena, tranquila y silenciosa (lo que no soy yo, jajjaaj), pero cambiante y adaptable, que sobrevive al paso del tiempo y el viento. Os invito a que lo conozcáis, y que me contéis qué os ha aportado a vosotros. Espero vuestras experiencias, vamos a compartirlas!!

           

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