Ya hemos hablado del pueblo bereber anteriormente, en el artículo de la reina Kahina. Vamos a conocerlo un poco más.
Un pueblo con mucha tradición
Los bereberes son las poblaciones originarias y autóctonas del norte de África, y se remontan a hace más de 3000 años. Han resistido invasiones importantes, y sobretodo no se han dejado aculturar. Se autodenominan amazigh (pueblo libre), y eran pescadores en el Mediterráneo y criadores de caballos saharianos.
Recibieron a los fenicios, a africanos del este y después a los romanos en el s.IV aC. Durante esta ocupación no fueron sumisos, por eso el emperador Calígula terminó con su autonomía, aunque los bereberes del Rif y del Atlas se mantuvieron hostiles, rebeldes y desobedecían las leyes romanas. El cristianismo tampoco cuajó.
Al ser una tierra con una situación estratégica, a la caída del Imperio Romano, no estuvo libre de visitantes y de aquellos que se querían quedar: visigodos, vándalos, bizantinos… No sería hasta la llegada de los árabes, que los bereberes sucumbirían a la ocupación, no sin luchar. Ya os hablé de la reina Kahina, que obligó al dirigente árabe omeya a refugiarse en Túnez. Pero sabemos cómo continuó, y que finalmente el territorio del Norte de África, acabó ocupado por los califas omeyas. Y así trajeron el Islam. Esta religión sí cuajó entre la población.
Los bereberes se convirtieron al Islam, dejando sus creencias politeistas ancestrales. Aunque conservaron hasta hoy día otras especificidades de su cultura: las lenguas, costumbres… Étnicamente, ellos no son árabes, aunque la élite económica, política, militar sí lo sea. La actual familia real, la alauí, es árabe.
Se pudieron beneficiar de las rutas comerciales omeyas por todo el norte de África, aunque continuaban estando marginados socialmente, no se les permitía liderar, en el ejército sólo formaban en la infantería, y tenían que pagar impuestos (los omeyas respetaron a los cristianos y a los judíos, pero no tanto a los bereberes).
Expulsados los omeyas de la Península Ibérica, se implantó otra dinastía árabe en el territorio que hoy es Marruecos, con capital en Fez. Fue un reino enriquecido por el comercio de plata, oro que provenía de Ghana y esclavos. Esa situación florecía en el Norte. En el sur, cercano al Sahara, se fraguaba una estirpe de guerreros, los almorávides. Su campamento se situaba dónde hoy es la ciudad de Marrakech. En el s.XI le construyeron su muralla de adobe. Desde ahí, fueron atacando hacia al Norte, hasta llegar a Barcelona.
Mientras, otros grupos, los almohades, pugnaban en Marrakech por el poder. Hasta que llegó Al Mansur (Almanzor), que sería quien en sus conquistas, de nuevo, haría construir la Giralda de Sevilla y la Koutoubia en Marrakech. Empezaba una época de erudición y progreso, ya que tanto Fez como Marrakech, como Sevilla serían ciudades frecuentadas por filósofos, matemáticos, científicos, médicos… de todo el mundo árabe. Os suena Averroes, verdad?
Los almohades de la península ibérica fueron vencidos por los reinos cristianos, y por lo tanto suponía el final del Islam en gran parte de lo que sería España. Quedaría sólo el reino de Granada, hasta 1492. Más abajo del Estrecho, los benimerines se peleaban entre sí por el poder. Fue una etapa de fuerte inestabilidad, que aprovecharon los portugueses para ocupar la costa atlántica.
Serán los bereberes del Valle del Draa, los saadís, quienes, desterrados desde esa zona por las hambrunas, llegarían a Marrakech y lucharían contra los portugueses. Restablecieron la economía interior, y hasta se conviertieron en los abastecedores de esclavos, oro y azúcar a Europa. Controlaron tanto oro, que el palacio El Badi, fue recubierto entero, aunque después sería saqueado y se quedaría como lo podemos visitar hoy.
En esta época también tendrían su auge los mellah, los barrios judíos. Esta comunidad estaba siendo azotada por la Inquisición en Europa, y encontraban refugio en el reino saadí. Eran comerciantes y gentes de negocios, y se ganaron el favor de la realeza saadí, hasta que fueron sus consejeros. Otra herencia judía en Marruecos, son los encurtidos salados propios de la cocina marroquí, ya que los judíos eran quien comerciaban el azúcar y la sal.
En el s.XVII empezaría una guerra civil, que terminaría con la dinastía saadí. Esta supondrá la llegada de la dinastía alauí, la actual. Pero no fue fácil. Se estrenaban tiempos de piratería en los mares, rivalidades entre las monarquías europeas por el control de las rutas comerciales, y ya hemos dicho que Marruecos tiene una localización estratégica. Así que toda esa corrupción y inseguridad imperó hasta el s.XIX. Y ese siglo daría paso al colonialismo europeo y su presencia por toda África. El reino alauí no quedaría libre del reparto del pastel africano.
Francia y España se repartirían Marruecos: el norte para España, y el sur para Francia. Aunque Tánger quedaría como ciudad internacional, libre de ocupación, porqué americanos y ingleses querían mantener un puerto libre de impuestos para su comercio. Esta época del Protectorado tampoco estuvo libre de rebeliones. Sobretodo los rifeños dieron muchos quebraderos de cabeza a los españoles, hasta el punto de provocar problemas internos hasta desestabilizar el reinado de Alfonso XIII.
El protectorado implicaba cierta independencia política, por eso se mantuvo la dinastía alauí en el poder de Marruecos, pero estaban controlados económicamente por los españoles y franceses. La independencia llegaría en 1958, ya que Francia había permitido la vuelta del rey y había negociado esta libertad. Y también entonces la parte española correría la misma suerte.
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